29/12/08

No entran balas...


¿Han estado alguna vez con personas con las que hablan y nada de lo que se les dice es cierto? ¿O beneficioso?...
Es triste saber que las personas sólo oímos y reaccionamos en defensa de "nuestras razones", pero no nos permitimos ESCUCHAR y prestar atención a las cosas que nos pueden ser bastante útiles.
El ser humano está acostumbrado a oir los sonidos emitidos por un emisor; valga la redundancia, mas no a entender y comprender el mensaje que se nos quiere dar. Lo complicado del asunto es cuando nos acostubramos a llevar este estilo de vida donde nada entra en nuestros oídos y por lo tanto los consejos, conocimientos y demás saberes rebotan a nuestro entendimiento y no producen cambios o mejorías en nuestra persona. Habrá momentos donde será obvio que un comentario o un consejo no será del todo una verdad o de beneficio para alguien; sin embargo, ¿Cómo podremos diferenciar entre un mensaje bueno y uno malo si creamos una cultura o una personalidad donde "no entran balas" y permanecemos inmunes a las críticas? Quizás esto vaya más allá de aprender a escuchar y tomar acción acerca de lo que nos dicen, quizás (y estoy segura que sí) la capacidad de recibir una crítica vaya dentro de lo psicológico y emocional, en la crianza o una serie de factores más profundos, pero de igual manera nos impide un crecimiento y mejorar lo que somos; esto no es sólo al escuchar sino al leer, al estudiar e incluye cada ámbito de la vida que llevamos. La reflexión sobre "La cabeza bien puesta", publicada anteriormente, tiene mucho que ver con lo que trato en este momento. Necesitamos (ahora que comenzamos un nuevo año) adiestrar nuestro canal auditivo para recibir tips y conocimientos necesarios que fluyan en dirección al cerebro y nos ayude a tener un equilibrio entre lo que sabemos, lo que no sabemos, lo que necesitamos saber y/o cambiar.
Yza Mavarez

"Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar". Winston Churchill

1 comentario:

Alexa... dijo...

... detrás de un comentario sin sentido puede haber una herida sin sentido. Sin sentido para nosotros, con un propósito bien definido para Dios.